lunes, 17 de diciembre de 2007

Acerca de los regalos

¡Qué lindas las Fiestas…! Nos traen cosas tan agradables como tratar de agendar 18 reuniones de despedida de año (comenzamos en Octubre) incluso con gente que no nos interesa, pelear por el lugar donde las pasaremos, y entre todas surge el dilema de los regalos… Cabe aclarar que me encanta hacerlos, disfruto realmente realizándolos, según dicen mis conocidos, soy lo que se dice una buena regaladora, no soy infalible, pero tengo un buen porcentaje de aceptación.
Nada me pone de peor humor que gente cercana me regale cosas que no tienen nada que ver conmigo, soy tan explícita con mis gustos, que hasta las piedras conocen mis preferencias musicales, literarias, futbolísticas, televisivas, artísticas… Pero no, siempre hay alguien que me quiere redimir y me regala un libro de Pablo Coelho, una remera naranja flúo o verde loro, un CD de Alejandro Sanz (se creen que es lo mismo que Ismael Serrano) y me quedo a mitad de camino entre poner cara de agradecimiento y para mis adentros insultar por el tener que ir a cambiar el susodicho regalo sin ofender susceptibilidades. No crean que soy una desagradecida, todo lo contrario, pero lo que me molesta es que no se percaten sobre lo que me gusta, siento que no me prestan la misma atención que yo a ellos, siempre y cuando se traten de personas allegadas, por supuesto. Con poco se puede quedar bien conmigo, no tengo gustos pretenciosos, todo lo contrario… Es notable pero los que por lo general quienes aciertan son mis amigos, tanto las mujeres como los varones (espero que éstos se comporten de igual manera con sus respectivas parejas), será porque entre tantas cosas compartimos gustos, o porque disfrutamos escuchándonos…
Un párrafo aparte merecen los otros, los que tras argumentos como “No espero a estas fechas para hacer un regalo” (por lo general no lo hacen nunca) “No caigo en el mecanismo consumista, no compro nada” (pero sí aceptan de buen grado todo lo que venga de arriba) ocultan su marcada avaricia… Estos casos quizás son los peores, porque ni siquiera tienen un gesto de generosidad (recuerden ese precepto freudiano, se es con el dinero como se es con los afectos).
En fin lo que puedo aconsejar, es que para hacer un presente que deje contento al receptor, lo importante es prestarle atención a sus gustos, las alusiones que se hacen al respecto (las mujeres solemos ser especialistas en este aspecto), escuchar y si se trata de alguien con quien no tenemos demasiada confianza, no nos arriesguemos, vayamos a lo seguro y clásico, como una billetera, una planta, lapiceras, en fin algo que sea un comodín, y si no le gusta, seguro lo hará circular hacia otra persona, quien quizás se quede contenta.

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