viernes, 28 de diciembre de 2007

Acerca de los héroes caninos...


Leo que una perra en la zona sur de Rosario evitó el suicidio de su dueño, quien trataba de colgarse de un árbol, alertando a los otros miembros de la familia con sus ladridos.
Sinceramente no me extraña, por lo que sé de los perros, la percepción que tienen con respecto a los otros miembros de su manada (sí, así es como nos ven a nosotros, su familia humana) es increíble…
Puedo hablar por mi propia experiencia, Millie, mi pastora belga de 6 años, no me salvó de un intento de suicidio, pero sí de caer en un pozo depresivo. Al fallecer mi padre, hace dos años, cuando sólo hacían dos meses que estaba en mi casa, mi perra se encargó de hacer más llevadera mi vida, al llegar a casa (casi siempre llorando) su sola presencia requiriendo atención y mimos me permitió poner el foco en ella y no en mi tristeza. Ni mi familia, ni mis amigos fueron tan oportunos como Millie. Recuerdo un día, en que, después que me enteré de una mala pasada que me hicieron en el trabajo, me largué a llorar y ella, quien hasta ese momento no entraba a mi habitación, se echó junto a mí en mi cama, y me dormí abrazada a ella, como si fuera el oso de peluche de mis seis años…
Cuando por las mañanas me despierta con ganas de jugar y que le prodigue cariño (y ella a mí), siempre siento que tan solo por ese momento del día, bien vale la pena vivir…
Sé que es inquieta, demandante, traviesa, que se desvive por robar medias y algo de comida, que en un descuido se le puede caer a mi familia o a mí, que se apropia de todo lo que encuentre en el suelo, que no me obedece mucho, se lleva mal con mi sobrino, que me despierta los fines de semana a las 8 de la mañana, pero tan sólo con ver tal dimensión de amor en sus ojazos negros, me hace feliz… (desafío a cualquiera de los hombres que compartieron mi vida, a recordar si pudieron lograr algo similar con tan poco).
Hace poco estuvo enferma, tuvimos que operarla de urgencia… no se imaginan mi desesperación por querer salvarla y evitarle cualquier dolor y no poder hacer nada, salvo confiar en el veterinario, quien como un Dr. House improvisado, me cambiaba el diagnóstico cada vez que la veía. Gracias a Dios está bien, más que repuesta, la única secuela (además de no poder tener cachorritos) es que está más consentida y cariñosa que nunca…
Por eso agradezco el momento en que nuestras vidas se cruzaron, así como también a su antigua dueña (mamá sería lo más apropiado) por confiármela y a mi amigo José Luis por habernos conectado. Sin dudas, Millie me ha salvado.

4 comentarios:

En El Corazón del Bosque dijo...

!Hola!
Me encanta cómo hablas de Milly, realmente es así como hacen sentir estos seres tan bondadosos y desinteresados. Te felicito por compartir tu vida con ella, eso te hace grande.
Te mando un beso muy fuerte desde Madrid. No tengo noticias de la galgita pero si me entero de algo te lo haré saber, por desgracia son cientos los casos de perros sin hogar, y lo peor es que hayan sido abandonados, que hayan llegado a conocer lo que es tener una familia y de la noche al día se vean en la calle, eso me duele mucho.
Me encanta tu lista de propósitos para el 2008, la mía es muy parecida!

Celta y Roja dijo...

Gracias Sigrid! Lo que haces es muy loable... ojalá hubiera más personas como nosotras que aman y respetan a los perros, pero que podemos pretender de un mundo donde, como dijo Pablo Milanés "La vida no vale nada". Te mando un beso de Millie (quien está sentadita junto al ordenador, dándome su patita para reclamar mi atención)y mío

GusCam dijo...

Hola! Es verdad que una mascota te cambia la vida, y notese que digo mascota y no animal, porque animales uno se cruza a diario. En mi caso es Tobias, mi gato, incansable, indomable, irrespetuso pero que al llegar me sigue por cada rincón y ya se acostumbró a dormir en mi cama. Aunque creo que compró su despertador con el horario de japón, es muy lindo cuando yo tengo ganas de mimarlo un poco y el tiene ganar de dejarse mimar. Besos

Celta y Roja dijo...

Millie tiene características similares con respecto a los horarios, en particular en los días que no trabajo...Pero bueno ella perdona mis ausencias y yo su rebeldía y que me despierte en lo mejor del sueño. Seguí mimándolo a Tobías que se lo merece!